lunes, 8 de junio de 2009

Capítulo I

-Estoy aburrido - dijo por lo bajo un joven no muy alto, a su compañera de asiento -Quiero irme ya.
-Cálmate, Víctor. -le dijo la joven- dime entonces, ¿qué quieres hacer?
Víctor y Victoria se encontraban en medio de una (otra) aburrida clase y miraban con regocijo la ignorancia del profesor sobre el tema que trataba, pero de cuando en cuando a Víctor le aburría eso, pues lo había hecho muchas veces a través de toda su vida.

Víctor era un joven en extremo atractivo. Era alto, tenía el cabello corto, más o menos al nivel de la oreja, y negro como la noche, figura que remataba con su casi enferma delgadez. Mientras tanto, Victoria tenía el cabello de color rubio, piel suave y morena, con una figura no espectacular pero si algo atractiva. Era unos pocos centímetros más baja que Víctor, lo que hacía que éste la molestara todo el tiempo.

-No sé tu, enana, pero ya me aburrí. Me voy.

Victoria ignoró el apodo, y le dijo por lo bajo:

-Bueno, entonces, ¿qué se supone que quieres hacer?

-No sé, tengo ganas de una buena pelea a contra reloj.

-Sabes que está prohibido, Adrian te mataría si se entera –dijo mirándolo fijamente y perdiendo por completo el interés en la clase.

-No se enterará. Además ya tengo todo arreglado. Hay armas ocultas en todo el lugar, desde acá hasta la salida de la universidad. Y en –miró su reloj y sonriendo añadió– más o menos 5 minutos, habrá más o menos 2000 almas n este lugar.

Victoria quedó congelada y boquiabierta. No podía creer hasta dónde sería capaz de llegar con tal de probarse a sí mismo.

-¿Acá, genio? –le gritó por lo bajo- ¡Podrías lastimar a alguien! ¿O acaso pretendes hacerlo?

-Claro que no –rió Víctor por lo bajo de igual forma- pretendo atravesar el Velo hacia Bellum Campus. Hace mucho que no voy.

-¿Eh? –Dijo Victoria algo confundida- Oh… tenías que haber mencionado eso antes… ¿Cuánto tiempo te doy para salir? –dijo olvidando lo anterior y con cierto entusiasmo en el rostro

Víctor la miró confundido – ¿No vas a ir conmigo?- dijo

-Claro que no, genio. Si cruzo, Adrian lo sabrá de inmediato y no quiero ningún problema este mes con el, ya tuve mucho de eso el mes pasado. Pero si quieres ir, yo te contabilizaré el tiempo a ver si logras vencer mi récord.

-¿Ah sí? –Dijo sonriente Víctor- ¡Ja! Vas a ver como te hago tragar tus palabras.

-OK –le dijo Victoria con cara maliciosa- cruza el velo, yo me encargo de contabilizarte el tiempo y nos vemos cuando salgas.

Víctor cerró los ojos. De fondo, siguió escuchando la voz del profesor y los murmullos de sus compañeros. Más allá, la respiración de Victoria opacada al segundo siguiente por la suya propia. Duró en esta posición menos de 2 minutos antes de dejar de escuchar todo, menos su propia respiración, así que abrió los ojos.

El paisaje a su alrededor no era nada reconfortante. Era el mismo lugar, el mismo salón en efecto, pero como si hubiera ocurrido una inundación y luego un incendio allí. Las sillas estaban tiradas por todo el suelo, oxidadas y hechas pedazos. Allí ya no había nadie salvo él mismo. Salió del salón, y vio con sorpresa y algo de miedo, a otro estudiante, parado de espaldas a él en el corredor que daba a la salida del Auditorio León de Greiff. En un primer momento, pensó que era una trampa, no sabía si de las almas o de Victoria para fastidiarlo, pero por precaución, decidió invocar 3 sombras. Con un rápido movimiento de manos, en el suelo apareció una especie de puerta secreta en forma circular, y de ella, salió una silueta humanoide con un cuerpo oscuro como la noche, y miró a Víctor. Acto seguido salieron 2 sombras más y tomaron posición detrás de él.

Víctor se acercó al otro que estaba parado allí, quieto y aun de espaldas a él.

-Oye… -dijo en voz baja- ¿Estás bien? ¿Quién eres?

El chico se giró y dio un paso hacia atrás. Víctor vio su cara, no tendría más de 19 años. Era un poco más bajo que él y tenía el cabello muy corto. Era fornido y llevaba una camiseta negra y un jean azul petróleo. En su cara se veía el terror total.

-Oye –repitió Víctor, aliviado- respóndeme, ¿Quién eres? ¿Cómo llegaste aquí?

El chico ignoró sus preguntas, y formuló una sola a Víctor:

-¿Q…. quién eres tú? –fue todo lo que alcanzó a soltar antes de dirigir la mirada a las sombras y caer sentado al suelo.

-Mi nombre es Víctor –le dijo mientras le tendía la mano para ayudarlo a levantar- y de verdad me interesa que me respondas –añadió con una seriedad poco común en él.

-M… Mi nombre es Louis, estaba en clase un edificio cercano a éste, pero tenía dolor de cabeza, así que salí y busqué el baño más cercano que era este. Cuando venía por el camino, me detuve en este lugar y cerré fuerte los ojos para ver si se me quitaba el dolor. Cuando los volví a abrir, ya no había nadie, y tú estabas acá. ¿Tú QUÉ eres?

Víctor lo miró fijamente. Eso no era posible. No era posible que un Orior atravesara el Velo por sí mismo. Respondió tras unos segundos:

-No es qué… es quién… y ya te dije que me llamo Víctor… necesito que vengas conmigo. Esta situación no es del todo normal.

-¿A qué te refieres con eso? –lo cortó Louis

Víctor lo miró por escasos 5 segundos, que se sintieron como horas, y respondió:

-No puedo decirte nada más… No me está permiti….

-¡Eso no me importa! –Gritó Louis- ¡dime qué pasa!

Víctor levantó una mano, callando así la histeria de Louis. Alzó la cabeza y pareció buscar algo detrás de Louis. Las sombras se alteraron y comenzaron a danzar de forma extraña alrededor de ambos. Atrás de Louis, algo chilló con un grito demasiado alto, claramente no humano.

-OK… esto no pinta naaaada bien…- dijo Víctor mientras adoptaba una posición de pelea y se quitaba los guantes negros de ambas manos…

1 comentario:

Juanita Navarro Páez dijo...

No había visto el cosito con el nombre del blog :D
Definitivamente mi comosellame es el más hábil de todos; indiólogo, publicista, ingeniero de sistemas, D.M, Squirtle y bajista :P