jueves, 11 de junio de 2009

Capítulo 3

--III--

En algún lugar del mundo, parado en la punta más alta de un árbol en plena selva, se encuentra un hombre de cabello largo. El hombre mira al cielo durante un largo rato y finalmente dice:

-Ha comenzado…

Al mismo tiempo y en otro lugar alejado del primero, otro hombre se encuentra rodeado de varias personas en la sala de una antigua mansión en alguna parte de Europa.

-Ha comenzado –dice en voz alta, y varios otros se levantan del suelo y salen de la habitación como centellas…

-Ha comenzado, finalmente –dice otro hombre en medio del desierto.

-Es cierto –escucha en su cabeza que le responde otro hombre, al otro lado del mundo, en medio de una bulliciosa ciudad…

Capítulo 2

--II--

Una débil luz se vio a través de la sala a oscuras. Toda una habitación iluminada por un monitor encendido, y frente a éste, se encuentra sentado un hombre, algo cansado, pero que mira fijamente un texto en éste mientras hace un par de anotaciones en una hoja. De un momento a otro, escuchó detrás de él una voz fuerte pero silenciosa.

-Adrian. Aspenleaf.

La luz se encendió. Adrian se levantó de la silla y mirándolo fijamente, respondió

-FireStar, señor. No lo oí entrar.

-No me digas FireStar, Adrian. Nos conocemos hace mucho tiempo –respondió el hombre sonriendo- llámame Andrea como siempre.

-Lo sé –dijo Adrian- pero me gusta molestarte, viejo amigo- añadió con una sonrisa mientras se acercaba a Andrea para estrechar su mano.

-Lo sé –dijo mirándolo. Dirigió la mirada al monitor y añadió- ¿Qué mirabas?

Adrian devolvió la mirada la pantalla y le mostró –Éste es el último registro que escribí de traspasos del Velo hacia otras zonas… -Adrian se detuvo un momento, pero finalmente añadió- y hace pocos minutos Hawktalon cruzó hacia Bellum Campus…

Por un segundo Andrea cerró los ojos. Luego preguntó:

-¿Thunderclaw fue con él? ¿O Víctor fue solo?

-Victoria no entró –respondió rápidamente Adrian- pero Víctor sigue allí.

Andrea caminó un rato por la sala. Tomó asiento cerca del computador y con un chasqueo de dedos, encendió la chimenea y dirigiéndose a Adrian, añadió:

-Vamos a esperarlo. Tengo que hablar con todos ustedes el día de hoy.

Adrian tomó asiento junto a Andrea. Duraron un largo rato en silencio, Adrian algo preocupado, Andrea pensativo y centrado en si mismo, hasta que de repente, Andrea alzó la voz y dijo:

-Sigue, Victoria, estamos en la sala.

Adrian se asustó cuando Andrea habló. Nunca había logrado acostumbrarse a los agudos sentidos que tenía. Miró hacia atrás y vio como entraba Victoria.

-Hola, Victoria –le dijo Andrea sin dirigirle la mirada- sigue, siéntate.

-Gracias -dijo ella, algo preocupada- ¿A qué debemos tu visita, FireStar? –preguntó.

-Necesito hablar con todo, Victoria, ¿Sabes dónde está Víctor? –añadió con tono amable

Victoria miró a Adrian. Sabía que él sabía lo de Víctor, era lógico. Volvió la mirada hacia Andrea y respondió:

-Si, señor. Está en Bellum Campus. Entró hace poco, señor, debe estar por sali…..

Victoria cayó de repente al suelo. Cerró los ojos y oyó la voz de Víctor.

-¿Victoria? –Preguntó- ¿Me escuchas?

-S… Sí –respondió- ¿Dónde estás?- preguntó Victoria con enojo.

-En Bellum Campus aun… pasó algo grave.

Rápidamente, ambos compartieron pensamientos. Al finalizar, ambos dijeron al tiempo:

-Maldición…

Victoria añadió:

-Tienes que salir de ahí, olvida nuestro reto.

-Eso ya lo hice –dijo sarcásticamente Víctor- ¿Cuál es la salida más rápida?

-Cruza el Velo de salida, Vic.

Victoria estaba preocupada de verdad, de no ser así, no habría llamado a su hermano así, y Víctor lo notó.

-… No puedo pasar, Vicci, no estoy seguro de si él pueda pasar el Velo de vuelta. Necesito una salida.

Victoria pensó unos segundos, y rápidamente dijo:

-Sal del lugar, sal de la Universidad. Si llegas a la calle encontrarás una salida.

Víctor pensó alegre, pero aun algo preocupado:

-Gracias, Victoria. Voy a intentarlo.

Luego, dejó de sentirlo. Oyó una voz que la regresaba a la realidad.

-¿Y bien? –Preguntó Andrea sin moverse- ¿Qué te dijo?

Victoria abrió los ojos, y vio que Adrian la había acostado en un sofá, y ahora se encontraba sentado al lado de Andrea. En ese momento no eran ‘Adrian’ y ‘Andrea’, eran ‘Aspenleaf’ y ‘FireStar’ y ella lo sabía. Respondió lentamente:

-Hawktalon encontró un Orior en Bellum Campus. Está intentando salir con él, pero lo siguen las almas…

Adrian se levantó. A la luz se veía que era un hombre alto, al parecer de unos 40 años. Tenía el cabello largo, rubio y le caía hasta la mitad de la espalda. Su piel era casi enfermamente blanca, pero no era albino. En ese momento, su rostro era de incredulidad.

-¿Un Orior? –Preguntó después de un rato- eso es imposible.

-No lo es –dijo Victoria cortante- yo lo vi, en la mente de Víctor… señor- añadió.

Adrian se giró para mirar a Andrea. Éste se encontraba tranquilo, aun sentado en su silla sin siquiera cambiar la expresión en su rostro. Sin preocuparse, dijo como para si mismo:

-Ahora lo entiendo más claramente… era esa la razón por la que no podía hallar a Víctor…

Victoria y Adrian se miraron algo confundidos y luego dirigieron su mirada hacia Andrea. Aun cuando Adrian era varios años mayor que él, muchas cosas de las que Andrea comprendía aun no le llegaban del todo a Adrian. Intentó concentrarse, buscando a Víctor en cualquier rincón del mundo ‘real’. Luego, pasó al inmaterial. Luego, pasó por cada uno de los Velos. Buscó a Víctor por todo Flammeum, pero siguió sin encontrarlo, y fue así como cayó en cuenta de las palabras, en un principio para él aleatorias, pronunciadas por Andrea. En medio del desespero de la situación de Víctor, no se había percatado de que no lo encontraba ni con el Vinculum aun sabiendo ahora dónde estaba.

-No está –dijo de repente- no puedo hallar a Víctor- añadió, horrorizado.

-¿A qué te refieres? –Le preguntó Victoria confundida- yo estoy sintiendo cada uno de los movimientos que él hace, y sé que está en Bellum Campus.

Andrea finalmente se levantó. Se fue caminando lentamente hasta el lugar en el que estaban Adrian y Victoria y los invitó a sentarse.

Vengan –dijo- todo lo que podemos hacer ahora es esperar lo venidero sin importar lo que haya que arriesgar o sacrificar, pues todo sacrificio a de ser útil en este cercano y oscuro futuro.

Victoria no comprendió del todo las palabras de Andrea, pero Adrian si lo hizo. Sabía que Andrea no había estado perdiendo el tiempo del todo mientras estuvo sentado. Una vez más, Andrea los miró como ausente y dijo suavemente:

-Oh… ha comenzado antes de lo planeado…

lunes, 8 de junio de 2009

Capítulo I

-Estoy aburrido - dijo por lo bajo un joven no muy alto, a su compañera de asiento -Quiero irme ya.
-Cálmate, Víctor. -le dijo la joven- dime entonces, ¿qué quieres hacer?
Víctor y Victoria se encontraban en medio de una (otra) aburrida clase y miraban con regocijo la ignorancia del profesor sobre el tema que trataba, pero de cuando en cuando a Víctor le aburría eso, pues lo había hecho muchas veces a través de toda su vida.

Víctor era un joven en extremo atractivo. Era alto, tenía el cabello corto, más o menos al nivel de la oreja, y negro como la noche, figura que remataba con su casi enferma delgadez. Mientras tanto, Victoria tenía el cabello de color rubio, piel suave y morena, con una figura no espectacular pero si algo atractiva. Era unos pocos centímetros más baja que Víctor, lo que hacía que éste la molestara todo el tiempo.

-No sé tu, enana, pero ya me aburrí. Me voy.

Victoria ignoró el apodo, y le dijo por lo bajo:

-Bueno, entonces, ¿qué se supone que quieres hacer?

-No sé, tengo ganas de una buena pelea a contra reloj.

-Sabes que está prohibido, Adrian te mataría si se entera –dijo mirándolo fijamente y perdiendo por completo el interés en la clase.

-No se enterará. Además ya tengo todo arreglado. Hay armas ocultas en todo el lugar, desde acá hasta la salida de la universidad. Y en –miró su reloj y sonriendo añadió– más o menos 5 minutos, habrá más o menos 2000 almas n este lugar.

Victoria quedó congelada y boquiabierta. No podía creer hasta dónde sería capaz de llegar con tal de probarse a sí mismo.

-¿Acá, genio? –le gritó por lo bajo- ¡Podrías lastimar a alguien! ¿O acaso pretendes hacerlo?

-Claro que no –rió Víctor por lo bajo de igual forma- pretendo atravesar el Velo hacia Bellum Campus. Hace mucho que no voy.

-¿Eh? –Dijo Victoria algo confundida- Oh… tenías que haber mencionado eso antes… ¿Cuánto tiempo te doy para salir? –dijo olvidando lo anterior y con cierto entusiasmo en el rostro

Víctor la miró confundido – ¿No vas a ir conmigo?- dijo

-Claro que no, genio. Si cruzo, Adrian lo sabrá de inmediato y no quiero ningún problema este mes con el, ya tuve mucho de eso el mes pasado. Pero si quieres ir, yo te contabilizaré el tiempo a ver si logras vencer mi récord.

-¿Ah sí? –Dijo sonriente Víctor- ¡Ja! Vas a ver como te hago tragar tus palabras.

-OK –le dijo Victoria con cara maliciosa- cruza el velo, yo me encargo de contabilizarte el tiempo y nos vemos cuando salgas.

Víctor cerró los ojos. De fondo, siguió escuchando la voz del profesor y los murmullos de sus compañeros. Más allá, la respiración de Victoria opacada al segundo siguiente por la suya propia. Duró en esta posición menos de 2 minutos antes de dejar de escuchar todo, menos su propia respiración, así que abrió los ojos.

El paisaje a su alrededor no era nada reconfortante. Era el mismo lugar, el mismo salón en efecto, pero como si hubiera ocurrido una inundación y luego un incendio allí. Las sillas estaban tiradas por todo el suelo, oxidadas y hechas pedazos. Allí ya no había nadie salvo él mismo. Salió del salón, y vio con sorpresa y algo de miedo, a otro estudiante, parado de espaldas a él en el corredor que daba a la salida del Auditorio León de Greiff. En un primer momento, pensó que era una trampa, no sabía si de las almas o de Victoria para fastidiarlo, pero por precaución, decidió invocar 3 sombras. Con un rápido movimiento de manos, en el suelo apareció una especie de puerta secreta en forma circular, y de ella, salió una silueta humanoide con un cuerpo oscuro como la noche, y miró a Víctor. Acto seguido salieron 2 sombras más y tomaron posición detrás de él.

Víctor se acercó al otro que estaba parado allí, quieto y aun de espaldas a él.

-Oye… -dijo en voz baja- ¿Estás bien? ¿Quién eres?

El chico se giró y dio un paso hacia atrás. Víctor vio su cara, no tendría más de 19 años. Era un poco más bajo que él y tenía el cabello muy corto. Era fornido y llevaba una camiseta negra y un jean azul petróleo. En su cara se veía el terror total.

-Oye –repitió Víctor, aliviado- respóndeme, ¿Quién eres? ¿Cómo llegaste aquí?

El chico ignoró sus preguntas, y formuló una sola a Víctor:

-¿Q…. quién eres tú? –fue todo lo que alcanzó a soltar antes de dirigir la mirada a las sombras y caer sentado al suelo.

-Mi nombre es Víctor –le dijo mientras le tendía la mano para ayudarlo a levantar- y de verdad me interesa que me respondas –añadió con una seriedad poco común en él.

-M… Mi nombre es Louis, estaba en clase un edificio cercano a éste, pero tenía dolor de cabeza, así que salí y busqué el baño más cercano que era este. Cuando venía por el camino, me detuve en este lugar y cerré fuerte los ojos para ver si se me quitaba el dolor. Cuando los volví a abrir, ya no había nadie, y tú estabas acá. ¿Tú QUÉ eres?

Víctor lo miró fijamente. Eso no era posible. No era posible que un Orior atravesara el Velo por sí mismo. Respondió tras unos segundos:

-No es qué… es quién… y ya te dije que me llamo Víctor… necesito que vengas conmigo. Esta situación no es del todo normal.

-¿A qué te refieres con eso? –lo cortó Louis

Víctor lo miró por escasos 5 segundos, que se sintieron como horas, y respondió:

-No puedo decirte nada más… No me está permiti….

-¡Eso no me importa! –Gritó Louis- ¡dime qué pasa!

Víctor levantó una mano, callando así la histeria de Louis. Alzó la cabeza y pareció buscar algo detrás de Louis. Las sombras se alteraron y comenzaron a danzar de forma extraña alrededor de ambos. Atrás de Louis, algo chilló con un grito demasiado alto, claramente no humano.

-OK… esto no pinta naaaada bien…- dijo Víctor mientras adoptaba una posición de pelea y se quitaba los guantes negros de ambas manos…